Estrés y aumento de peso

El estrés acumulado está relacionado  con la forma en la que comemos. El estrés hace que se coma mal y rápido, dando lugar a problemas digestivos, déficit de absorción, etc. El estrés favorece la ingesta de alimentos que podrían denominarse “de recompensa”, aquellos alimentos más placenteros para nuestro paladar, generalmente más ricos en grasas o dulces, cuya ingesta favorece la aparición temporal de un estado de felicidad.

“En la sociedad actual estamos sometidos a continuas fuentes de incertidumbre y estrés, personales, económicas, laborales, asegura el doctor Lecube – y esta percepción aumentada del estrés modifica nuestro comportamiento alimentario y no sólo eso, el estrés tiene influencia en la elección de los alimentos y en el tamaño de las raciones, las aumenta”.

El Doctor Lecube explica que “independientemente del aumento o descenso de la ingesta, la mayoría de las personas estresadas, asegura consumir, un incremento en el consumo de los alimentos más palatables. El estrés favorece la ingesta de alimentos que podrían denominarse de “recompensa”.

En muchas ocasiones existe una conexión entre estrés y la alimentación. Esto acarrea otro tipo de problemas, según Juan José Díaz Franco, donde explica: “El estrés condiciona no solo loa hábitos alimentarios, sino también lo que hay detrás: el proceso metabólico nutricional, la situación de satisfacción de las necesidades nutricionales. Las consecuencias pueden ser varias: retraso de la digestión, inadecuada y disfuncional forma de metabolizar los alimentos, lo que puede llevar a trastornos que pueden llegar a ser crónicos e incidir en la salud de la persona”.

La causa más frecuente en la relación entre  estrés y alimentación es, en torno a la rapidez en la cual se vive, esto lleva a comer muy rápido, a no desayunar y a cenar más abundante, hábitos que además de por el estrés, están culturalmente inculcados por la sociedad.

Tener una alimentación ordenada ayuda a reducir el estrés y la ansiedad. También a controlar la hipertensión y las enfermedades coronarias.

En diversas ocasiones se come porque se necesita placer, un placer que tranquiliza y relaja, por todo el estrés y responsabilidades que vamos adquiriendo. Es muy habitual andar a cien por hora durante el día, dedicar poco tiempo a comer, llegar a casa y ver que “el trabajo sigue”, en unas ocasiones físico (tareas del hogar o trabajo que se lleva para casa) y en otras emocional (los niños necesitan hablar porque llevan todo el día sin verte y tienes la cabeza “saturada”, etc.) entonces llega la noche, acuestas a los niños y tienes tu momento… y picoteas sin parar o atracas la nevera.

En estas situaciones es necesario aprender a comer. Lo que realmente necesitas es disfrutar de la comida sana y a valorar otras formas de placer, diferentes a la comida.

El cortisol es la hormona del estrés por antonomasia. Si falla el cortisol:

  • El equilibrio del hambre se ve afectado: diversos estudios nos indican que alrededor del 35% de las personas con estrés toman menos alimentos de los habituales, mientras que la mayoría comen más.
  • La estimulación  de la secreción de ácidos gástricos también se ve afectada y puede far lugar a problemas digestivos.
  • El metabolismo de la glucosa, las grasas y las proteínas (niveles elevados de cortisol, en sinergia con altos niveles de insulina, pueden estimular la acumulación de grasa alrededor de la cintura).

Qué hace aumentar los niveles de cortisol:

  • El consumo de café o bebidas energéticas.
  • No dormir lo suficiente.
  • El déficit de estrógenos: por ejemplo en mujeres menopáusicas.
  • El consumo de cremas con cortisona.

Mediante sesiones de coaching nutricional, este hábito se puede modificar.

Comer de forma saludable, adecuada y gestionar bien nuestras emociones (para evitar que estas influyan sobre nuestra forma de comer) son aspectos importantes que influyen sobre nuestra salud.

La OMS (Organización Mundial de la Salud), define la salud como un estado completo de bienestar físico, mental, social. No sólo la ausencia de afecciones o enfermedades.

Una alimentación adecuada, personalizada, adaptada a tu estilo de vida y en consecuencia una óptima nutrición, es fundamental para evitar que el estrés influya de forma negativa en tu forma de comer y de relacionarte con la comida.

Cesta de madera con forma de corazón y hortalizas

Unos hábitos alimentarios saludables, una buena rutina alimentaria favorece la buena relación con los alimentos. También es muy importante para lograr los objetivos relacionados con la salud y la nutrición: control de peso, control de la ansiedad por la comida, prevención de enfermedades cardiovasculares, control de peso durante la menopausia, etc.

Los hábitos alimentarios son la secuencia de elecciones alimentarias, aprendidas por repeticiones frecuentes y reforzadas a través de recompensas. Estos hábitos también se activan por señales específicas tales como: el estado de ánimo, las costumbres, etc.

Mediante las sesiones de Coaching Nutricional, te ayudo a adquirir:

  • Confianza.
  • Conciencia.
  • Habilidades.
  • Herramientas.
  • Conocimientos.
  • Determinación.

El fin es que puedas alcanzar tus metas y de que participes activamente en el cuidado e tu alimentación y salud, para lograr un cambio real y permanente en tus hábitos alimentarios.

Mediante las sesiones de Coaching Nutricional se logra que las personas cambien sus hábitos alimentarios consiguiendo resultados excelentes en su alimentación y calidad de vida, evitando entre otras, comer por estrés, ansiedad, etc.

En las sesiones de Coaching Nutricional, te guío y ayudo a lograr cambios nutricionales motivándote e impulsándote para que alcances tus objetivos nutricionales.

Fuentes: SEEN (Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición). Universidad Fasta. Facultad de Ciencias Médicas. La dieta de las emociones.

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